CONSAGRACIÓN PERSONAL PARA TODOS LOS DÍAS

¡Sacratísima Reina de los cielos y Madre mía amabilísima! Yo (N. N.), aunque lleno de miserias y ruindades, alentado sin embargo con la invitación benigna del Corazón de Jesús, deseo consagrarme a Él; pero conociendo bien mi indignidad e inconstancia, no quisiera ofrecer nada sino por tus maternales manos, y confiando a tus cuidados, el hacerme cumplir bien todas mis resoluciones.

Corazón dulcísimo de Jesús, Rey de bondad y amor, gustoso y agradecido acepto con toda la decisión de mi alma ese suavísimo pacto de cuidar Tú de mí y yo de Ti, aunque demasiado sabes que vas a salir perdiendo. Lo mío quiero que sea tuyo; todo lo pongo en tus manos bondadosas: mi alma, salvación eterna, libertad, progreso interior, miserias; mi cuerpo, vida y salud, todo lo poquito bueno que yo haga o por mí ofrecieren otros en vida o después de muerto, por si algo puede servirte; mi familia, haberes, negocios, ocupaciones, etc., para que, si bien deseo hacer en cada una de estas cosas cuanto en mi mano estuviere, sin embargo, seas Tú el Rey que haga y deshaga a su gusto, pues yo estaré muy conforme, aunque me cueste, con lo que disponga siempre ese Corazón amante que busca en todo mi bien.

Quiero en cambio, Corazón amabilísimo, que la vida que me reste no sea una vida baldía; quiero hacer algo, más bien quisiera hacer mucho, porque reines en el mundo, quiero con oración larga o jaculatorias breves, con las acciones del día, con mis penas aceptadas, con mis vencimientos chicos, y en fin, con la propaganda, no estar, a ser posible, un momento sin hacer algo por Ti. Haz que todo lleve el sello de tu reinado divino y de tu reparación hasta mi postrer aliento, que, ¡ojalá! sea el broche de oro, el acto de caridad que cierre toda una vida de apóstol fervorosísimo.
Amén.

PROMESAS DEL CORAZÓN DE JESÚS A SUS DEVOTOS

(Tomadas directamente de las Revelaciones del Sagrado Corazón de Jesús a Santa Margarita María de Alacoque, su principal confidente. Son las que circulan oficialmente con aprobación de la Iglesia).

  • I. A quienes se consagran personalmente a Él:

    1. «Les daré todas las gracias necesarias para su estado.»
    2. «Pondré paz en sus familias.»
    3. «Los consolaré en todas sus aflicciones.»
    4. «Seré su amparo y su refugio seguro durante su vida, y principalmente a la hora de su muerte.»
    5. «Bendeciré sus empresas y haré que las orienten a su eterna salvación.»
    6. «Los pecadores hallarán en mi corazón un océano infinito de misericordia.»
    7. «Las almas tibias se harán fervorosas.»
    8. «Las almas fervorosas se elevarán a gran perfección.»
    9. «Bendeciré las casas en que la imagen de mi Corazón sea expuesta y honrada.»
    10.«Mi Amor misericordioso concederá a todos los que comulguen nueve primeros viernes seguidos, la gracia de la penitencia final. No morirán en mi desgracia, ni sin recibir los sacramentos, y mi Corazón se constituirá en un seguro auxilio en aquel postrer momento.»

  • II. A sus apóstoles:

    (es decir, a los que viven a tope su consagración personal),
    1. «Sus nombres estarán escritos en mi Divino Corazón.»
    2. «Todos los divinos tesoros están abiertos para ellos.»
    3. «Con la amistad de este Divino Corazón, tienen segura la protección de la Santísima Virgen y la de todos los Santos.»
    4. «Harán rápidos progresos en la perfección. Mi Corazón los santificará y glorificará.»
    5. «Recibirán la gracia del Puro Amor Divino.»
    6. «Atraerán grandes bendiciones sobre su patria y familia.»
    7. «Estarán reservadas grandes bendiciones a sus obras de celo y apostolado. Harán grandes conversiones.»
    8. «Alcanzarán la Ciencia de la Cruz y comprenderán su valor. En todos sus sufrimientos recibirán luz, fortaleza y consuelo.»
    9. «Obtendrán ciertamente la gracia de la Perseverancia final y la de una santa muerte en el Amor Divino.»
    10. «Mi Sagrado Corazón será, en sí mismo, la recompensa de mis apóstoles.»