Los deberes de nuestra vida diaria son numerosas y a menudo bastante difíciles. Dios nos concede, en respuesta a la oracióny la recepción frecuente de los sacramentos, todas las gracias necesarias para nuestro estado de vida.
Hay también gracias extraordinarias que se encuentran fuera de la acción normal de la Providencia de Dios, gracias que Él da a sus amigos especiales.
Estas son las gracias más eficaces, las más abundantemente dadas a los devotos del Sagrado Corazón.